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CAMPEONATO DE ESPAÑA VETERANOS +50 y +65

5 al 13 de Octubre en Roquetas de Mar(Almería)

By José Julio Galeano

4/10/2024: Previa.

Crónica del Campeonato de España de Veteranos +50 y +65 - Preludio a una semana de ajedrez y recuerdos

Este año, con el tablero ya desplegado y las piezas listas para moverse, comienza un nuevo capítulo del Campeonato de España de Veteranos +50 y +65, un evento especial que se disputará entre el 5 y el 13 de octubre de 2024 en Roquetas de Mar, Almería. El ambiente promete, y aunque el pre-viaje ha tenido sus contratiempos, el espíritu sigue intacto.

El viaje comenzó ayer con la preparación de la furgoneta, ese compañero fiel para quien se enfrenta a largas jornadas de ajedrez. Sin embargo, ya antes de pisar la carretera, las incidencias se hicieron presentes: rompí una apertura... pero tranquilos, no me refiero a una innovación en el ajedrez. Fue una pieza de plástico de la cerradura del portón trasero la que cedió. ¡A perro flaco todo son pulgas! Pero, ¿qué sería de una aventura sin algunos baches en el camino?

Hoy, tras una jornada laboral, emprendí finalmente el largo trayecto rumbo a Roquetas, o mejor dicho, a 13 kilómetros de la ciudad, pues he llegado ya al anochecer. A pesar de la oscuridad, aún pude distinguir los dos mares que envuelven esta región: el brillante azul del Mediterráneo y el mar de plásticos, que, tristemente, domina gran parte del paisaje de la zona.

Este campeonato, en mi modesta opinión, está diseñado para que los jugadores veteranos disfruten no sólo de las partidas, sino también del entorno, del clima templado y agradable de Almería. La playa y el ajedrez, un binomio que probablemente muchos aprovecharán acompañados de amigos o familiares. Sin embargo, en mi caso, la historia es otra: lamentablemente, no podré contar con mi compañera inseparable, que por compromisos laborales no ha podido acompañarme en esta nueva aventura ajedrecística. Regresar al ajedrez tras muchos años de ausencia ha sido un desafío, y esta vez tendré que afrontarlo solo, aunque en espíritu, sé que estará conmigo.

Recuerdo que ya hace muchos años me bañé en estas mismas costas en esta época del año. ¿Quizá repita la experiencia? Veremos si el tiempo y el ánimo me lo permiten.

Las partidas comenzarán a las cinco de la tarde, excepto la última ronda, que se disputará el domingo 13 por la mañana. El torneo se desarrollará en el Hotel Evenia Zoraida Garden, un resort junto a la playa que ofrece incluso la posibilidad de un "todo incluido". Suizo a 9 rondas, 90 minutos por jugador con incremento de 30 segundos por jugada. Mañana, cuando me acredite, espero obtener más información sobre las instalaciones.

Una cosa que no puedo dejar de mencionar es la escasa representación de mi querida Extremadura. En la categoría de +50 años, sólo estamos dos: Ángel de la Torre Suárez y un servidor. Una representación pobre, pero digna. En total, la lista inicial cuenta con 83 jugadores, y tengo el "gran honor" de ocupar el puesto 82 en el ranking. No esperéis que gane todas, soy realista. Es más, si se retiran dos, ya tengo asegurado al menos un punto sin mover pieza.

Del total, 53 jugadores superan los 1900 de Elo, con varios Maestros Internacionales entre ellos. El número uno del ranking es Josep Anton Lacasa Diza, con 2318 puntos de Elo, y si no he contado mal, entre los participantes, hay un par de mujeres. En la categoría de +65 años, hay menos jugadores, unos 62, y en general, parece que el nivel es algo inferior en términos de Elo.

Esta es mi primera pre-crónica del torneo. A lo largo de los próximos días, os iré informando sobre lo que suceda en el tablero y más allá de él. ¡Nos espera una semana de ajedrez, sol y, quién sabe, tal vez alguna que otra sorpresa!

5/10/2024: Antes del comienzo de la ronda 1.

El hotel… ¡oh, el hotel! De ensueño, un paraíso terrenal con instalaciones dignas de una postal. Si estáis buscando un lugar para vacaciones, os lo digo desde ya: reservad aquí para el año que viene, porque con esta tranquilidad y elegancia, os sentiréis como reyes. Claro, siempre y cuando no coincidáis con algún evento multitudinario que lo llene de gente. Porque, ya sabéis, eso de la paz absoluta en temporada alta es como pedirle a un caballo que juegue al ajedrez.

Y ahora, vayamos al verdadero plato fuerte: el proceso de confirmación de inscripción. ¡Un espectáculo digno de aplausos! Llegué a las 12:45, optimista, emocionado, casi como si fuera a enfrentarme a Kasparov. ¿Y qué me encontré? Un vacío monumental. Cero personas. Ni organizadores, ni voluntarios, ni siquiera una mosca perdida para hacerme compañía. Después de unas cuantas idas y venidas —porque, claro, soy muy insistente cuando se trata de torneos—, ya me conocen los de seguridad. De hecho, tan entrañable ha sido mi presencia, que han tenido que limitarme a dos áreas: el hall y la zona de partidas. Como una especie de jaula de oro. He empezado el torneo con una defensa francesa no en el tablero, sino en la vida misma, atrapado y sin poder sacar el alfil de C8 ni para tomar un café. ¡Y olvídate de intentar una Caro-Kann por los pasillos del hotel! No, no. Eso sería demasiado osado.

Eso sí, para no perder el tiempo del todo, he disfrutado de varias videollamadas con mi mujer, enseñándole las instalaciones. Ella, encantada con cada rincón que le mostraba. Que si el lobby de lujo, que si las piscinas infinitas, que si el restaurante con vistas espectaculares... Solo me faltó incluir un recorrido guiado con comentarios del tipo: "Y aquí, amor, es donde no se inscriben los jugadores. Fíjate en lo desértico del paisaje". Vamos, casi parecía que yo estaba de vacaciones y no en un torneo.

Ah, y esta mañana me crucé con un compañero que me soltó la perla del día: al parecer, los organizadores se largaron, pero con una solución brillante en su haber. Decidieron emparejar a todos los jugadores... porque, bueno, ¡ya habíamos pagado! Qué detalle, ¿verdad? Así que ahora me pregunto si el famoso sistema suizo de emparejamiento ha sido redefinido en Roquetas de Mar, que, al parecer, tiene su propia versión de las leyes del espacio-tiempo y del ajedrez.

Y la aventura no termina ahí. A las 14:00, exhausto de dar vueltas como peón sin alfiles, dejé una nota con mi número de teléfono en la mesa vacía de inscripciones, como si estuviera dejando una botella con mensaje en medio del océano. Poco después, ¡comenzaron a llamarme otros jugadores! Todos muy amables, preguntándome si yo, por casualidad, era el encargado de inscribirles. En fin, que he pasado de ser un simple jugador a organizador de un torneo improvisado. Son las 15:20, y francamente, ya no sé si me inscribirán o si terminaré organizando el próximo evento de ajedrez en Marte.

Con todo esto, ya ni me molesta. ¡Me pregunto qué más sorpresas nos deparará esta experiencia tan singular! ¡Quizás el tablero sea holográfico y las piezas, robots!

6/10/2024: Ronda 1

Se me olvidó, esta vez, traer agua en abundancia. Había neveras, eso sí, pero no hubo acreditaciones. ¡Con la ilusión que me hacen a mí esas cositas colgando del cuello! Esas pequeñas joyas de cartón que me permiten recordar, cuando ya no lo recuerde, en qué torneo estuve, con letras grandilocuentes declarando mi participación. Pero nada, ni acreditaciones ni recuerdos colgantes.

Hoy ha sido mi debut, el primer paso de una trayectoria que ansío se alce hasta las más altas cumbres del ajedrez mundial. Salí con blancas, y el leve cosquilleo de la alegría recorrió mis venas al saber que el primer movimiento estaba en mis manos. Pero la dicha duró poco, pues, si bien sé que aún soy un neófito en el laberinto de las aperturas, prometo aprender y profundizar en ellas. Sin embargo, hay dos que ya han capturado mi corazón: la Escandinava y la Petrov. ¡Ah, qué delicia de combinaciones! Aunque mi conocimiento es escaso, hay algo que me fascina de la Petrov, su solidez, su engañosa calma, como un buen filete cocinado en las tierras frías de Escandinavia.

No obstante, no puedo engañarme: mi ignorancia es vasta, pero mi pasión lo es aún más. He jugado una partida digna, al menos desde mi perspectiva. ¿Cómo no decirlo? Pero el resultado fue una derrota, aunque no hubo grandes errores hasta bien avanzada la partida. Estuve a punto de cansar a mi rival por tiempo; me quedaban seis minutos, mientras que él disponía de media hora. Pero no, no se cansó. Al parecer, sabe jugar, con un Elo de 1948 frente a mis humildes 1512, que probablemente caerán aún más tras esta contienda. Pero qué importa el Elo, me dicen algunos que estoy loco por no prestarle mayor atención. Quizá lo estaría si tuviera 2800.

Gracias a mi amigo Alfonso y nuestro plan de entrenamiento, aunque sólo llevamos dos días, siento que algo ha cambiado. No salí derrotado en la apertura, y eso ya es un logro monumental para mí. Nuestro avance es evidente, aunque él va por delante, claro. Que se lo digan a Benjamín y su piscina; yo, en cambio, con un tablero enfrente, aún a veces no veo más allá del horizonte de peones. Dirijo ahora nuestras sesiones de entrenamiento, con la lógica como guía, aunque pobre Alfonso, víctima de mis nuevas ideas.

Por otro lado, no puedo dejar de mencionar ciertos aspectos del torneo. Es inaudito que los emparejamientos estuvieran ya definidos sin que se hicieran acreditaciones. Y cuando pregunté por el sorteo, la respuesta fue un frío "como ponen las bases". Parece que esas bases las interpretan a su antojo. El salón de juegos, en cambio, tenía ese aire de un típico salón de hotel preparado para bodas, bautizos y comuniones. La temperatura era agradable, al menos.

Resumiendo la tarde: fue una partida agradable. Mi oponente fue atento, aunque dejé de apretar el reloj en la primera jugada, y él, haciendo gala de una astucia sutil, fingió no darse cuenta. Menos mal que reaccioné a tiempo, o habría perdido por una distracción. A veces me siento como un principiante, mis anotaciones son un desastre, ni yo mismo logro descifrarlas. A veces no pulso el reloj, a veces no muevo correctamente, y otras veces, simplemente pierdo. De hecho, pierdo bastante.
Nuevamente otra tres horas y media de juego con el mismo resultado que en las partidas rápidas de 15 minutos. Pero, al menos, esta vez estuve cerca de casa. Creo que esto lo podría haber jugado a 700 metros o a 700 kilómetros; ya empiezo a desvariar, perdiendo la noción de la distancia, el tiempo y, quizás, de la realidad misma.

6/10/2024: Capítulo II: La Competición del Peón Errante

Era el amanecer del segundo día, cuando los guerreros del tablero, los ajedrecistas, se dispusieron a la batalla. Entre ellos, un jugador extremeño que, con la destreza de un navegante entre tormentas, logró asegurar medio punto. ¿Quién fue aquel valiente? La respuesta se revelará más adelante.

La jornada empezó con piezas negras. Era un reto oscuro, una prueba a la astucia. Frente a él, un oponente listo para aprovechar cualquier error. La preparación estaba en marcha, con la mirada fija en la apertura que había soñado la noche anterior. ¿Conseguiría desplegarla? Eso aún es un misterio por resolver.

Pero no todo es guerra en el tablero. Las aguas del mar, con su llamado incesante, brindaron al protagonista un respiro. Un baño revitalizante, tan refrescante como la victoria misma, y esta vez, sin costo. La arena, las olas, y después, una recompensa más terrenal: una fritura de pescados, crujiente y sabrosa. Sin embargo, el destino quiso que las sardinas, las joyas del mar, se agotaran antes de su llegada. El banquete se pospondría, pero el espíritu no flaqueaba. Mañana, quizás, sería el día.

Mientras, la batalla por la supervivencia no se daba solo en el ajedrez. La botella de agua, su fiel compañera, se había perdido en algún rincón oscuro. Pero como todo héroe que recupera lo perdido, la botella regresó a sus manos. No solo para calmar la sed, sino para servir como un artefacto casi mágico, ya que constantemente terminaba empapándose con ella. ¿Un presagio de algo mayor? Solo el tiempo lo dirá.

En medio de la aventura, nuestro protagonista se topó con el gran delegado de la FEDA y director del torneo, Miguel Álvarez Morales. Con la solemnidad de un sabio, le hizo dos preguntas clave:

"¿Me podrías hacer una credencial?"
La respuesta fue dura, como un jaque imprevisto: "La FEDA nos tiene prohibido darlas." Tal vez, pensó, un sacrificio en nombre de la agenda 2030 y el cambio climático.

La segunda pregunta fue aún más reveladora:
"¿Por qué no puedo tomar nada en el bar si no estoy alojado en el hotel?"
El delegado, como si revelara una verdad oculta, contestó: "La política del hotel es esa. Solo los que llevan la pulsera dorada de los huéspedes tienen derecho al festín." Un aire de nobleza se cernía sobre aquellos afortunados, mientras los ajedrecistas de apartamentos económicos se veían excluidos de tal privilegio.

El murmullo en la sala crecía. Los ajedrecistas, siempre en busca de lo gratuito, habían llevado al límite la paciencia de los organizadores. No solo jugaban con maestría, sino también con sus bolsillos. Los rumores apuntaban a que el próximo torneo se celebraría en Santiago, aunque, como nuestro héroe reflexionó, tal vez no en Santiago de Alcántara.

El momento decisivo llegó: la partida. Con una preparación perfecta pero un acierto nulo, nuestro protagonista temió perder en tan solo 15 jugadas. Sin embargo, resistió, combatiendo hasta la jugada 47. Al final, los peones fueron quienes decidieron el destino del encuentro, esos humildes soldados que marchan hacia la gloria o el sacrificio. Tras el juego, ambos contendientes reflexionaron. ¿Podría haber aguantado más? ¿Podría su rival haberlo vencido antes? No era una broma, era la cruel realidad del ajedrez.

Y ahora, la revelación que habéis estado esperando: el medio punto no fue ganado por nuestro protagonista, sino por el otro extremeño. Pero a veces, las victorias pequeñas son también motivo de orgullo en este vasto campo de batalla.

En cuanto a la partida… no, esta vez no será compartida. No cambiará la historia del ajedrez moderno, aunque quizás podría ofrecer un guiño al ajedrez antiguo, por la edad de sus participantes.

Para aquellos fieles seguidores que pedían más de él, nuestro héroe se paseó por las mesas 1 al 4, donde los verdaderos titanes del torneo luchaban bajo la atenta mirada del público. El ambiente era intenso, pero su look, con unas bermudas azules que evocaban épocas pasadas, no pasó desapercibido. "Que se fastidien los del bar del hotel", pensó con una sonrisa de victoria interna, mientras caminaba entre los grandes.

La aventura continúa...

7/10/2024:RONDA 3

Si habéis seguido mis crónicas anteriores, sabréis que hay dos defensas que siempre me han resultado desagradables: la escandinava y la Petrov. Si el otro día tuve que enfrentarme a la escandinava, ¿cuál iba a tocar hoy? Exacto, la Petrov. No podía ser de otra forma.

Después de una feroz batalla, conseguí acorralar al rey enemigo, que se había quedado tan desprotegido como un niño sin abrigo en plena tormenta. Su enroque era una sombra de lo que debía haber sido, y tuve todo listo para asestar el golpe final... pero no lo logré. Cuando mi ataque se disipó en el aire, sin resultados, no me quedó más remedio que estirar la mano y reconocer la derrota. La victoria se fue con mi rival, mientras yo me quedaba con la amarga sensación de lo que pudo ser y no fue.

Os recuerdo que las partidas se emiten en directo. Hay dos cámaras: una enfocando los primeros cuatro tableros, y otra que, en los momentos más sombríos, parece haberse instalado al fondo del salón. Ahí, en esa esquina olvidada por la gloria, es donde suelo aparecer yo. Sí, en la última fila, como si estuviera atrapado en un limbo de mediocridad. Pero, ¿quién sabe? Quizás un arrebato de locura me haga ganar las seis partidas restantes y logre escapar de este exilio silencioso.

Estoy pensando en llamar a Hans Niemann para que me revele cómo logró evolucionar de forma tan deslumbrante. Hoy intenté contactar con Magnus Carlsen, pero su padre fue quien respondió. Me dijo algo sobre llamarme más tarde, aunque, para ser sincero, no entendí mucho... el noruego no es mi fuerte.

P.D.: ¡Buenas noticias desde Extremadura! Han conseguido su primer punto. Aunque, visto el panorama, casi parece más fácil enfrentarse a la Petrov que a la vida real.

8/10/2024: RONDA 4

Hoy hice 140 kilómetros. Tranquilos, no son movimientos de ajedrez, aunque ojalá lo fueran. Me encantaría levantar el brazo en señal de victoria, pero no es el caso. Aprovechando que estoy en la zona, decidí hacer un recorrido que me llevó hacia Almería, pasando por Carrefour para tomar un café con una amiga. Después, visité el Cabo de Gata y San José. Todo me hizo sentir como si estuviera reviviendo viejos tiempos. Quizá sea un buen momento para que organicen un campeonato en algún lugar nuevo para mí, porque parece que ya he estado en todos.

Hablando del torneo, hoy me tocó el rival más accesible, con el Elo más bajo. El resultado: mi peor partida y la más corta. Empiezo a preguntarme por qué insisto en participar en torneos de partidas lentas, si al final las juego como si fueran blitz. Hoy, ni siquiera tuve tiempo de darme mis habituales paseos por la sala, que es lo único que parece estar salvando este torneo: caminar y caminar... Menos hoy, claro.

Me fiancheté no una, sino dos veces. "Doble de bueno", pensé en ese momento. Craso error. Lo que parecía una estrategia sólida rápidamente se convirtió en mi perdición. A veces, en ajedrez, incluso lo que parece una ventaja puede volverse en tu contra, y esta vez aprendí la lección de la manera más dura.
Siento que estoy siguiendo el camino de Ding Liren, he llegado a mi techo y ahora solo queda bajar. Ya no estoy seguro si sé jugar realmente, tal vez ese sea el problema.
En algo me va bien: el sorteo. Ya tengo las cuatro ruedas del coche. Pero lo que realmente me levantó el ánimo fue la felicitación de algunos Grandes Maestros, como Paco Vallejo y David Antón, conocido como "el Niño", aunque lo del "niño" quizá no le dure mucho más, quién sabe, hasta que tenga un hijo. Sin embargo, la felicitación que más me sorprendió fue la de Jorge Lorenzo, sí, el motociclista. Pero no, me refiero a Jorge Lorenzo, el gran jugador y mejor persona.


A pesar de los resultados, mis seguidores siguen ahí, apoyándome. Es una pena no poder devolverles ese apoyo ganando alguna partida. No salgo de la última fila, y la mesa 41 parece ser mi destino. Un número más y estaré jugando en la calle. Lo mismo termino perdiendo contra algún niño. Se habla de uno por ahí, Faustino Oro... Aunque lo de "Oro" debe ser inventado, no creo que esté hecho de ese metal.

Mañana quizá sea mi día... O pasado. O el viernes. Tal vez el sábado o el domingo. Porque el lunes, ya me toca volver al trabajo. Y dudo que me pueda quedar a jugar una última partida de ajedrez con el guardia de seguridad del hotel. Aunque, quién sabe, puede que a él le logre sacar unas tablas...

"El bambú que se dobla ante el viento no se rompe; la derrota de hoy es la sabiduría de maña

9/10/2024: Pre-crónica de la Partida Número 5: El Último Tablero

Hoy, señoras y señores, no es un día cualquiera. No. Hoy es el día en que dos titanes, olvidados por el bullicio de las primeras mesas, se enfrentarán en un duelo que marcará la historia del ajedrez... en la mesa 40. En las alturas del torneo, donde los jugadores se bañan en las dulces mieles del éxito y sueñan con alcanzar la cima, nadie mira hacia abajo. Pero aquí, en el tablero final, donde el ranking 82 se enfrenta al 83, es donde realmente se libra la batalla más pura.

He subido una mesa. No por méritos propios, debo admitirlo, sino por los caprichos del destino: un resfriado, una cita de trabajo, una intervención divina. Pero poco importa cómo llegué aquí. Lo que importa es que hoy, con blancas en mano, mi destino en el ajedrez se decide. Hoy es el día en que mis esperanzas, y quizá mi carrera, pendan de un hilo. La derrota será un golpe devastador, una puerta cerrada tras años de lucha. ¿Podré soportarlo? Dudo que mi alma aguante otra derrota más.

Con las blancas, las piezas del primer movimiento, la batalla comienza. Si consigo resistir hasta el movimiento 10, entonces habrá 165 cuatrillones y medio de posiciones diferentes posibles. ¡165.518.829.100.544.000.000.000.000 caminos por recorrer! Un océano de estrategias infinitas, un laberinto en el que hasta los más sabios se pierden. Trabajo me queda, eso es seguro. El excampeón del mundo y genio matemático Max Euwe lo dejó claro: si 12 mil ajedrecistas analizaran cada posición imaginable, a una décima de segundo por jugada, necesitarían un trillón de siglos para resolver todas las posibles variantes.

¿Te imaginas? ¡12 mil ajedrecistas y yo! Hoy, no soy solo un jugador; soy el guardián del último tablero, un soldado en la guerra sin fin del ajedrez. Espero que todos aquellos que han transitado por este camino antes de mí me envíen fuerzas, conocimientos, la sabiduría ancestral del ajedrez. Hoy quiero escribir una partida que resuene en las páginas de la historia, como la última de Fischer, esa gloriosa India de Rey que derrumbó a Spassky en su revancha de 1992. Si tan solo pudiera descubrir cuál es el rey de la India, para así poder invocar su poder y replicar su gloria en mi propia batalla...

El reloj marca el tiempo, las piezas están listas. La partida número 5 será mi epopeya, o mi adiós.

09/10/2014. CRONICA RONDA 5

Hoy el día comenzó como una amenaza implacable, un vendaval imparable que me dejó sin más que mis propias manos vacías. Mis gafas, las únicas aliadas que me quedaban para ver el mundo tal y como es, volaron directas al duro asfalto, como si el viento quisiera recordarme que incluso las cosas más simples pueden ser arrancadas sin previo aviso.


Por la tarde, me arrastraba hacia la sala de juegos, luchando contra el viento que parecía querer llevarme a un destino aún más incierto, quizás más oscuro. Pero yo, terco en mi empeño, me aferraba a la sudadera del club como si fuera una reliquia de días mejores, convencido, ingenuamente, de que hoy podría ser mi día de gloria. Un niño emocionado con una esperanza que, en el fondo, ya sabía perdida.


Inicié la apertura, esperando una siciliana como si de una señal divina se tratara. Había estudiado la Alepin con tanto cuidado, pero claro, la vida siempre tiene una forma cruel de recordarte que el destino no se puede planificar. No me tocó la variante que había preparado; me tocó, como siempre, la incertidumbre. Aun así, logré sacar fuerzas de algún rincón olvidado de mi ser y expulsé a ese maldito alfil que se había incrustado en mis filas como un presagio de lo inevitable. Avancé, sigiloso, hacia lo que parecía una posición ganadora. Pero claro, ¿qué más da? Volví a perder. El cálculo, como siempre, me falló. Nunca ha sido mi fuerte.


Pasé de rozar la euforia, de pensar que algo podría elevar mi autoestima, a caer en la dura realidad. Otra derrota. Quizás sea el momento de dejarlo de nuevo, como ya lo hice hace años. No he avanzado en el tiempo, sino que he retrocedido en los conocimientos, en el alma. Hoy, al perder con el último del ranking, me he consagrado a mi destino: el último lugar es mío, y lo merezco. Ya pedí mi hamaca en la última fila, al árbitro, ese mismo al que siempre le pregunto la hora cuando salgo, como si con eso pudiera evitar enfrentar la realidad. No tengo ni instrumentos electrónicos ni ayuda externa, y eso se nota. Mis rivales ya saben lo que soy: un hombre torpe, pero con principios.


De camino a mi casa rodante, me acordé de aquel día en que prometí dejar el ajedrez si no ganaba a la niña, Sofía Hurtado. Fue su derrota, apenas conseguida, lo que me mantuvo en este camino. Es una niña alegre, que disfruta del ajedrez, lo que contrasta dolorosamente con mi abatimiento. Otros lloriquean al perder, pero yo, en mi silenciosa desesperación, he aprendido a vivir con ello.


En la furgoneta tenemos un mensaje que dice: "Viaja, el dinero se recupera, el tiempo no." Yo he viajado, pero el tiempo ya no tiene nada para ofrecerme. No voy a hacer lo que algunos llaman un "xxxx" – y todos sabemos de quién hablo – seguiré hasta el final, perdiendo lo que me quede de Elo, hasta que no quede más que una sombra de lo que fui.


Debo pensar, porque me he convertido en una rémora para este club que tan generosamente me acogió, y no quiero seguir arrastrándolos con mis miserables derrotas. Sin embargo, a pesar de todo, iré a veros el día 19, y quizás cierre mi ciclo en el ajedrez con la simultánea del maestro Luis Fernández Siles.
He consultado con Google, pero parece que ni siquiera el algoritmo tiene una respuesta para mí.
¿Qué hacer cuando estás perdiendo en ajedrez?


Comprueba siempre que tu jugada prevista no sea un error antes de realizarla. Cuando pierdas una partida, deja de jugar y analízala a fondo para aprender de tus errores . En este momento, tus estadísticas indican que has ganado más partidas de las que has perdido. Simplemente deja de inventarte problemas y de sabotearte a ti mismo.


NO esperaba esto del Google, hasta me miente a la vista


Y como dijo Henry Kissinger, «Este es el peor jugador de ajedrez del mundo y llama al mejor jugador de ajedrez del mundo». Es la frase que se encargó de propagar para demostrar que convenció a Bobby Fischer (1943-2008) para enfrentarse al entonces soviético Boris Spassky, en el llamado enfrentamiento del siglo.
Para animarme si esto se puede, he visto Caballo y dama en ataque

Es cierto que caballo y dama forman una pareja especialmente peligrosa en posiciones de ataque contra el rey enemigo. peor también es cierto que hay que tener un mal día para no ver el mate que se deja el gran jugador Kramnik en esta partida.
Kramnik, Vladimir (2750) 1-0 Bonn Man-Machine Bonn 27 Nov 2006 Ronda: 2 ECO: D10
El alfil de Fischer

Esta partida era la primera del Campeonato Mundial más polémico y a la vez apasionante de la historia del ajedrez. La primera partida quedaría decidida por un burdo error.
Spassky, Boris Vasilievich (2660) contra Fischer, Robert James (2785)
1-0 World-ch27 Fischer-Spassky +7-3=11 Reykjavik 11 Jul 1972 Ronda: 1 ECO: E56
Despiste de mate en un Campeonato Mundial

Incluso en un Campeonato Mundial pueden ocurrir errores como los que estamos viendo. Los nervios de los jugadores, la tensión acumulada, el cansancio... son muchas las razones que nos pueden acercar al error, que siempre está ahí, acechando su oportunidad para aparecer en el tablero.
Chigorin, Mikhail contra Steinitz, William
0-1 World-ch04 Steinitz-Chigorin +10-8=5 Havana 28 Feb 1892 Ronda: 23 ECO: C34

Si no aprendo de los acierto, a ver si aprendo algo de los errores.

Y por último para terminar:

El ajedrez sirve, como pocas cosas en este mundo, para distraer y olvidar momentáneamente las preocupaciones de la vida diaria. José Raúl Capablanca, excampeón mundial.

10/10/2024: RONDA 6

Hoy me levanté y me di cuenta de que he olvidado completamente el ajedrez. Eso sí, estuve despierto desde temprano. No estoy durmiendo muy bien últimamente. ¿Será por el ajedrez? ¿O será esa presión que, sin darme cuenta, he dejado que se instale en mi cuerpo?


A lo largo de seis años, un mes y 28 días, dos titanes del ajedrez, Anatoli Karpov y Garry Kasparov, se enfrentaron en una batalla épica por la supremacía mundial. Durante cinco enfrentamientos, el mundo del ajedrez fue testigo de un duelo legendario. En esos 2249 días compartieron más de 700 horas frente a frente, dos guerreros intelectuales, desentrañando los misterios de 144 partidas y ejecutando un total de 5581 movimientos, mientras cada uno trataba de quebrar la voluntad y el ingenio del otro.

Ayer, un buen amigo me reveló una anécdota fascinante sobre Garry Kasparov, aquel coloso del ajedrez. Durante su primer enfrentamiento por el campeonato mundial contra Anatoli Karpov, en el mítico duelo de 1984-1985, Kasparov se encontraba en una posición desesperada, al borde de la derrota. Fue entonces cuando alguien le susurró un consejo que cambiaría el curso de la historia: "Juega como si estuvieras ganando".

Y en ese momento, ante la presión implacable de Karpov y el peso del mundo sobre sus hombros, Kasparov hizo suyo ese consejo. No solo luchó contra el tablero, sino contra la adversidad misma, transformando una casi segura derrota en una epopeya de resistencia y remontada.

Aunque el destino coronó a Kasparov, quien triunfó en tres de los duelos, con uno empatado y otro suspendido, el margen entre la gloria y la derrota fue estrecho. Kasparov ganó 21 juegos, Karpov 19, y ambos empataron en 104 ocasiones. Sólo dos puntos separaron a los dos colosos; dos puntos entre la cima del triunfo y el abismo del fracaso.

No solo se trataba de un enfrentamiento deportivo, sino de un choque de ideologías. Karpov, representante del orden soviético, y Kasparov, el símbolo de la renovación. Se espiaban, se estudiaban, cada movimiento cargado de sospecha y rivalidad.

Pero en el ocaso de sus carreras cuando Kasparov fue encarcelado por oponerse al régimen, solo un antiguo rival se atrevió a visitarlo: Karpov. En ese gesto, se vio algo más profundo que las partidas que los enfrentaron durante años, estas acciones revelan la verdadera grandeza del ser humano, más allá de cualquier tablero o competencia.

La vida, creo, es algo más que el ajedrez. Estas cosas demuestran mucho. Por mi parte, me preparé unas tostadas y un buen café. He olvidado por completo el ajedrez, nada que reprocharle al deporte, claro, él no tiene la culpa.

Tan absorto estaba en mis pensamientos, en mi no hacer nada, dejando que el tiempo simplemente pasara, que ni me di cuenta de cómo las horas iban avanzando. De repente, ¡zas! Un destello de lucidez: "Voy a ver con quién me enfrento hoy."

Y, ¡Eureka! El karma a veces te da pequeñas alegrías, y mi rival de hoy tiene un nombre que ya me hizo sonreír: "+".

Con un nombre tan corto, no puede estar muy preparado. A este seguro que le gano.

He vuelto a mirar algo de ajedrez, y ahí estaba, esperándome con sus trampas afiladas, listas para atraparme una vez más. Caí de nuevo, pero esta vez no lo hice solo. Consulté con mi mujer, mi compañera en esta batalla silenciosa, y sus palabras fueron como un escudo: "Adelante, juega como cuando lo haces con tus amigos: sin nada que perder y sin nada que ganar. Que te diviertas".

Y entonces, algo cambió. Ya no era una lucha contra el tablero, era una aventura. Jugar por el puro placer de mover las piezas, sin la carga de la victoria o la sombra de la derrota. Esta vez, iba a disfrutar del viaje. ¡Que empiece la partida!

Y digo yo que si alguién que sabia de esto dijo, "De pocas partidas he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas". (J. R. Capablanca, ex campeón del mundo), yo no voy a ser menos.
Como diria Joe Rigoli (Jorge Alberto Rípoli), "Yo sigo", el dijo con la plata "como la ganaba facil, la gastaba facil", inspirada en la frase de un político argentino, lastima de su triste final.

11/10/2024. RONDA 7

¡Ayer fue un día triunfal! Jorge Lorenzo llegó y, como no podía ser de otra manera, lo puse a jugar en un torneo rápido que se disputa mañana. Y claro, al involucrarlo, no podía dejar de participar yo también.


A la hora del café, nos encontramos con Ángel de la Torre y su esposa. Yo no había comido nada, ya que mi paseo matutino me llevó lejos, muy lejos, en un intento por dejar atrás las fatídicas jornadas de ajedrez que he sufrido más que disfrutado. Pero, para mi sorpresa, todo empezó a mejorar.

Finalmente, después de toda la mañana buscando sardinas por el paseo marítimo, me las encontré y las disfruté a lo grande, sabiendo que ya tenía mi primer punto asegurado en el torneo. Sin prisas, me dispuse a disfrutar de la tarde. Por la noche, me relajé tomando unas cervezas con Jorge y compañía, dejando de lado mi habitual agua y refrescos de cola, a ver si el cambio traía algo bueno.

A la medianoche, me retiré a mi lujosa habitación, donde me dejé llevar por una película. Hoy dormí un poco más, y toda la mañana me la pasé tumbado, en completa calma. A las cuatro, tomé café con Jorge y, con una tranquilidad inusual, me dirigí a la sala de juego.

La partida comenzó, y justo cuando iba a revisar mi posición, me di cuenta de que había olvidado las gafas. ¡Qué manera de empezar! Poco después, noté que tenía el móvil conmigo en la sala, algo prohibido. Lo entregué rápidamente a la árbitra, pero, para mi sorpresa, ¡todavía tenía el sonido activado! Otra vez me acerqué a la mesa de los árbitros para apagarlo.

A pesar de los contratiempos, decidí centrarme. Habia comprado unos tapones para los oídos y logré pensar con claridad en tres jugadas clave. Mi rival presionaba cada vez más, pero con un peón de menos, tracé un plan de distracción para recuperarlo. Todo parecía estar encaminado para unas tablas, pero entonces ocurrió lo inesperado.

Mi oponente intentó conservar su peón, pero yo, habiendo preparado hábilmente mis piezas, encontré una combinación de mate que sellé con un peón en e4, bloqueando la huida del rey. ¡Victoria! Más que gloria, este triunfo me da esperanza de que aún puedo seguir en la lucha en este juego tan duro. Estoy tremendamente agradecido por los ánimos de todos, fueron fundamentales para no rendirme.

Por cierto, os cuento que hoy hubo algunas complicaciones con Ángel de la Torre, quien tiene tenia partida contra un jugador con discapacidad visual. Este tipo de situaciones siempre son un desafío en los torneos. Lo comento por que siempre he visto muchos problemas a varios jugadores y lo comente con el anterior rival Parals Marce, Luis y estaa de acuerdo que el funcionamiento es complicado, al final, el desenlace fue unas tablas pactadas, y aquí os paso unas reglas sobre este tema: Protocolo jugadores invidentes.
https://www.ajedrezastur.es/fed/arbitros/protocolo_jugadores_invidentes_2021.pdf

Hoy os pregunto, ¿Cuál fue la mejor partida de ajedrez que jugaste en tu vida? ¿Te acuerdas en dónde fue: en Internet o en el tablero? ¿Fue una partida de torneo o amistosa?

Bueno, imagínate jugando una gran partida en el evento más importante, el Campeonato del Mundo de la FIDE. Es extremadamente difícil llegar a jugar uno—menos de 40 personas en la historia han disputado un match por el Campeonato del Mundo—y aún más difícil ganarlo. Y ni que hablar de conseguirlo, jugando partidas que cautivarán a millones de personas durante las próximas décadas.

Os recomiendo "El gran libro de las mejores partidas de ajedrez" (The Mammoth Book of the World's Greatest Chess Games) y una serie de partidas
Steinitz-Chigorin, 1892, 4ª partida
Lasker-Capablanca, 1921, 10ª partida
Tal-Botvinnik, 1960, 6ª partida
Petrosian-Spassky, 1966, 10ª partida
Fischer-Spassky, 1972, 6ª partida
Karpov-Kasparov, 1985, 16ª partida
Kasparov-Karpov, 1987, 24ª partida
Kasparov-Anand, 1995, 10ª partida
Kramnik-Leko, 2004, 14ª partida
Anand-Topalov, 2010, 4ª partida

Quedan dos rondas y todavia el ganador del torneo no esta decidido, lo más probable es que sea un hombre, pues parece que la WGM Grabuzova, Tatiana (Le gusta le llamen Tania) al perder hoy se ha descolgado casi definitivamente.

12/10/2024: RONDA 8

Esto se encamina a su fin, y sólo queda una ronda. El clima, como si supiera, parece despedirnos; ahora mismo llueve en Roquetas de Mar, una lluvia que parece anunciarnos que el ciclo ha llegado a su término. Y pensar que existe un periodo del año aquí, sin una sola gota, que dura 4,4 meses, desde el 7 de mayo hasta el 20 de septiembre. En julio, apenas cae un milímetro de lluvia. Pero hoy, hoy el cielo llora, y no es el único.


También llovió para mí en el tablero. Un desastre total, sin paliativos. Y eso que, en su momento, hablamos de que todo buen ajedrecista debe tener un repertorio de excusas. Según mi rival, la mía debería haber sido que la ruptura en algún lugar del tablero no era la correcta. Pero por más que miré, no vi ningún tablero roto. Al menos, no de plástico. Qué bonito es un tablero de madera, como esos DGT, quién tuviera uno. Ah, sí, yo lo tengo. No seré un gran jugador, pero en lo delicado, nadie me gana.

Hoy, ante el caos, pregunté al árbitro, ese que cada día me da la hora. Jugué demasiado rápido, creo que más bien era una partida rápida disfrazada de lenta. Cuando le pregunté cuándo podía avisar para no emparejarme en la última ronda, por si quería salir corriendo, me dijo que debía hacerlo antes del emparejamiento, para no dejar al rival colgado. Asentí, cosas del protocolo. O aviso, o juego.

Mañana será una jornada larga, de kilómetros, no de partidas. Porque, ¿quién va a creer que puedo convertirme en ajedrecista profesional? No seré como Miguel Santos Ruiz, quien decidió que sí lo sería. Él, nacido en Utrera, Sevilla, el 4 de octubre de 1999, es ahora parte de la élite: jugador de la Selección Española, entrenador de la Selección Suiza Absoluta y, nada menos, que el actual entrenador de Fabiano Caruana, el número 2 del mundo. La FIDE lo nombró Gran Maestro en 2019.
Curiosamente, Santos es tataranieto del filósofo Miguel de Unamuno. Su pasión por el ajedrez nació a los seis años, durante unas vacaciones en Zafra, donde también nació Ruy López de Segura, el sacerdote y ajedrecista que escribió uno de los primeros libros de ajedrez en Europa en 1561. Y pensar que fui subcampeón de Extremadura de veteranos... una mala tarde la tiene cualquiera. Pero bueno, esto no es parchís.

En cuanto al campeonato, sólo quedan tres posibles ganadores.
IM Lacasa Diaz, Josep Anton 2328
FM Buenafe Moya, Javier 2175
IM Candela Perez, Jose 2300

Figuran con 6,5 puntos posibles de 8, y por parte de Extremadura, Ángel de la Torre. Si gana, podría acabar con 5,5 puntos, lo que lo situaría, seguramente, entre los 20 primeros. Pero todo se desvanece, lo bueno o lo malo, y llega el momento de recoger. Supongo que mañana, muchos querrán terminar rápido, con prisa por dejar atrás este capítulo.

Mi contrincante, sin embargo, siendo de Almería, no tendrá ninguna prisa, no se si tendrá que cuidar mañana sus pimientos. Y yo... yo quizás, solo quizás, sienta un poquitín de urgencia. Pero todo parece seguir su curso, sin detenerse, y yo no soy más que un pasajero más en esta última ronda, en este adiós silencioso.
Anécdotas:

Valverde López, Francisco Leopoldo… No, no es el ciclista. Aunque casi. Es hermano de Alejandro Valverde, y lo mejor de todo es que tiene una excusa perfecta: tres almendras. Si queréis saber más, solo tenéis que preguntarme.
Parals Marce, Luis, todo un campeón de Cataluña en la categoría de Veteranos, me ofreció su casa por si alguna vez visito Girona. Por supuesto, le devolví el gesto, invitándolo a Cáceres cuando quiera. Estos son los pequeños lazos que se crean en este mundillo, que siempre parecen estar un paso más allá del tablero.

Hoy vino a vernos el aragonés Quesada López, Luis. A pesar de no estar jugando, nos sorprendió trayendo un trofeo. Lo gracioso es que ni él sabía que los premios los entregaban antes de terminar el torneo. ¡Una auténtica ironía ajedrecística!

13/10/2024. RONDA 9

Hoy era el último día, y todo tenía que suceder muy rápido, como si el tiempo mismo apremiara. Rápido me levanté, rápido desayuné, rápido me arreglé y, casi sin darme cuenta, ya estaba fuera de la furgoneta, camino al salón del torneo. Tenía que jugar con prisa, la carretera nos esperaba. Mi partida fue veloz: gasté 8 minutos, mientras que mi rival, tranquilo y reflexivo, usó casi una hora. El resultado, predecible, fue otra derrota.


El señor Valverde, un caballero de Almería, me explicó su forma de jugar. Para él, el ajedrez es respeto, tiempo dedicado a cada jugada, pensando en cada movimiento con detenimiento. Lo comprendí. Al fin y al cabo, cada jugador hace con su tiempo lo que considera mejor. Mi prisa no significaba que él la tuviera. Curiosamente, coincidimos luego en el servicio y, entre comentarios, supe más de su carácter.

La partida fue una lucha interminable de peones que avanzaban sin descanso, como si la batalla no tuviera fin. Pero al final, un ataque bien orquestado por la retaguardia hundió mi barco. A pesar de la derrota, me llevé un curioso trofeo: una bolsa de pimientos recién cortados que Valverde, un orgulloso productor de hortalizas, me regaló. También me comentó su deseo de conocer Extremadura, y yo lo invité con gusto.

Al despedirme, me recordó a mi amigo Alfonso, quien siempre dice que no sabe mucho de aperturas, pero sí de táctica. Le recomendé una aplicación para mejorar su ajedrez. Saludé con afecto a los árbitros, en especial a la “secretaria” que con tanta dedicación llevó el torneo, aunque noté la ausencia del delegado de la FEDA y del director del evento. Tampoco estuvo el fotógrafo que me inmortalizó, pero sé que ayudará a Valverde con la aplicación. Todo quedó en buenos términos.

La edad pasa factura, y quienes no pueden venir, lo comunican, evitando que otros esperen a un rival invisible. ¡Qué diferencia con el campeonato del año pasado, donde los jugadores desaparecían sin previo aviso!

El hotel tuvo el detalle de permitirnos quedarnos hasta la una, lo que agradecí profundamente. En cuanto al ajedrez, solemos recordar las épicas disputas por el título mundial que duran horas, como las de Magnus Carlsen o los míticos enfrentamientos entre Karpov y Kasparov. Pero no todas las partidas de campeonato mundial son así.

En 2012, Anand y Gelfand disputaron una serie de partidas que incluyó una de las más cortas en la historia de los mundiales: solo 17 movimientos. A veces, lo breve no es menos estratégico. Gelfand, intentando ser demasiado agresivo, le dio a Anand la oportunidad de vencer de manera brillante.

Quizás, algún día, yo también logre una victoria en 17 movimientos. Pero hoy no será ese día. Hoy me espera el cálido abrazo de mi sofá y alguien especial con quien compartir el fin de esta larga y agitada jornada. El verano se va, y con él, los momentos que hoy se convierten en recuerdos.

Y tras 1.500 kms, un pequeño homenaje, "Hasta aquí puedo leer."

15/10/2024: CONCLUSIONES FINALES

Concluimos esta serie de crónicas con algunas reflexiones finales sobre el campeonato. A diferencia del Campeonato de España de tramos del año pasado, este torneo ha sido completamente abierto, lo que trajo consigo una mayor diversidad en los niveles de Elo. Esta amplitud hizo que las partidas fueran un verdadero reto para todos, independientemente de la clasificación.

Una de las cosas que quiero destacar es la seriedad de los jugadores. Afortunadamente, no hubo bajas inesperadas, lo que garantizó que siempre tendríamos un oponente, excepto en los raros casos de ser el jugador impar. Así, la competición se mantuvo estable en cuanto a la participación.

Sin embargo, el torneo tiene un impacto mínimo fuera de la comunidad de jugadores, ya que no hubo público más allá de algunos invitados ocasionales. Por otro lado, la división en dos categorías ha sido clave para equilibrar las fuerzas, permitiendo que los veteranos puedan competir en igualdad de condiciones, pese a las diferencias naturales de edad.

Celebrar este torneo por segunda vez en Roquetas de Mar fue una excelente decisión. No sólo ha permitido que los jugadores disfruten de unas mini-vacaciones, sino que también las instalaciones del hotel han sido perfectas para que los acompañantes, ya fueran parejas o amigos, pudieran disfrutar de su tiempo libre mientras se desarrollaban las partidas.

Respecto al nivel de la competición, no fue un torneo fácil. Los rivales fueron duros, y aquellos que vinieron en busca de Elo pudieron haberse encontrado con más de un tropiezo. En cuanto a los resultados, el campeón de la categoría +50 fue Lacasa Díaz, Josep Anton (Elo 2328), con una impresionante puntuación de 7,5 sobre 9, sin perder ninguna partida. Su rival con Elo más bajo fue de 1947, lo que demuestra el nivel de sus enfrentamientos. En la categoría femenina, Tatiana Grabuzova (Elo 2169) se proclamó campeona de veteranas, ocupando el puesto 37.

Otro participante extremeño, De La Torre Suárez, Ángel (Elo 2012), finalizó en el puesto 40 con 4,5 puntos. Lamentablemente, la presencia extremeña fue escasa en esta edición. Los resultados completos están disponibles en Info64, incluyendo los de la categoría +65.

En lo personal, puedo decir que el torneo fue duro, especialmente cuando los resultados no salían como esperaba. No me hice muchas ilusiones, ya que era penúltimo en el ranking, pero, para mi sorpresa, quedé por encima de mis expectativas. Creo que estas experiencias son enriquecedoras y deben vivirse al menos una vez, especialmente para aquellos que, como yo, no llegaron a jugar estos torneos desde jóvenes, donde se adquiere una mayor experiencia en campeonatos y concentraciones.

Y así concluyen mis crónicas del campeonato. Espero que os hayan gustado y que, de alguna manera, hayan servido para acercaros a lo que fue este emocionante torneo.

¡Hasta la próxima!

 

RANKING INICIAL
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Actuación de José Julio