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CAMPEONATO DE EXTREMADURA ABSOLUTO CLASIFICATORIO 2025

Crónicas por José Julio Galeano

30/03/2025:"Batallas, Desapariciones y la Senda al Olimpo del Ajedrez"


¡Atención, atención, valientes ajedrecistas! Nos lanzamos de cabeza a tres rondas épicas en dos pisos… ¡pero sin escaleras mecánicas! Así que, además de ejercitar la mente, toca entrenar las piernas. Y ojo, que aquí puede aparecer cualquier rival, desde federados de primera hasta de segunda… ¡esto es una caja de sorpresas!

Hablando de cosas que van y vienen, con las lluvias el Guadiana sigue su curso, pero algunos jugadores no tanto… El sistema de byes e incomparecencias necesita mano dura, porque esto ya parece un espectáculo de desapariciones digno de Houdini. ¡Pero sin aplausos! Es hora de poner orden y evitar que estas huidas en plena batalla sigan desvirtuando la competición.

Mientras tanto, sigo en mi misión de recuperar mi partida. Estoy esperando la foto de la planilla de mi amiga Susana… pero visto lo visto, ¿será que estamos viviendo una pandemia mundial de planillas perdidas? ¡Expediente X en el ajedrez!

En otro orden de cosas, mis más sonoras felicitaciones a nuestro compañero y amigo David, que se ha marcado un torneazo sin fallar ni una ronda. También un fuerte aplauso a los valientes que han batallado sin descanso, soportando partidas maratonianas de tres horas o más. Y, por supuesto, a los compañeros de club y a todos los que han dado la cara en este zonal… ¡los días de gloria os esperan!

Por mi parte, puedo decir que he hecho un campeonato decente. Un pasito más en mi escalada hacia el Olimpo del ajedrez. ¡Que tiemble Caissa!

Y para cerrar este boletín de aventuras… si alguien encuentra la chapita del santo de los coches, por favor, que haga justicia y la haga desaparecer de una vez. ¡Se lo agradeceremos todos! ??, pongamos ya un holograma.

27/03/2025: PREVIA DEL ULTIMO FIN DE SEMANA

*¡Ay, qué locura!*

"Como en esa peli de ‘No me chilles que no te veo’, la federación no chilla, pero tampoco ve nada. Cada vez que algo no cuadra, ¡pum! Lo pagan los jugadores. Yo me levanto por la mañana con la esperanza de que tal vez hoy me libre del tormento, pero no. Lo primero que hago al abrir los ojos es mirar la página de la federación. A mediodía, cuando ya estoy medio dormido por el esfuerzo de esperar que algo cambie, ahí voy de nuevo, ¡otra visita! Después de la siesta, porque ya el sueño es lo único que me queda, otra revisión. Y antes de dormir, claro, no puedo evitarlo, otra vez en la página. Un sin vivir, vaya.


Y claro, justo cuando menos te lo esperas, ¡zas! Cambio de sitio. Y no es que haya un aviso previo, no, es como si hubieran decidido que hoy se cambian las sillas y las mesas de sitio, por si acaso te ibas a relajar. Y no, no es un cambio cualquiera, también cambian de hora. ¿Por qué?, oye, ¿por qué no? Quizás es que la nueva normativa sobre el cambio de hora, implantada en 1981 (último domingo de marzo), ¡les hizo pensar que todo eso se tenía que hacer en tiempo real! Así que sí, así nos va: a la espera de un cambio de hora, de sitio y de todo lo que se les ocurra."

¿A que suena a una locura total?

23/3/2025: Rondas 3 y 4

El viaje a Santa Marta y el susurro

Este año, la suerte me ha dado la espalda en el campeonato. No sé si es el destino o simplemente que todo se ha alineado en mi contra. Mi esposa, mi fiel compañera de batallas, no ha podido estar conmigo en los dos últimos desplazamientos. Su ausencia pesa más que cualquier derrota, más que cualquier jugada errada.

La furgoneta, en cambio, sí me ha acompañado, pero hasta ella parece tener voluntad propia. Mi esposa insiste en que a Cáceres irá, pero la furgoneta no. No entiendo... algo no encaja, como una pieza de ajedrez extraviada en medio de un tablero incompleto.


El viaje a Santa Marta fue una lucha contra los elementos, contra el viento que se llevó mis ideas y las esparció por caminos que ya no podré recorrer. La lluvia, cruel y burlona, empapó mi cuerpo, pero también mi espíritu. Como un susurro ominoso, me recordó que a veces la vida te obliga a tomar decisiones de las que solo queda el amargo arrepentimiento.

"Tomarás... y te arrepentirás..."

Las palabras resonaron en el aire pesado, durante todo el viaje, cargado de un hálito espectral. Venían de todas partes y de ninguna, un susurro arrastrado por vientos que no pertenecían a este mundo. La bruma púrpura se enroscaba en mis pies, fría como los dedos de los que ya no caminan entre los vivos.

El cielo se rompía en grietas de sombra, y desde lo alto, ojos invisibles observaban mi vacilación. La lluvia negra caía con el peso de promesas rotas, cada gota susurrando mi destino. Tomé el cáliz con manos temblorosas, sintiendo el eco de aquellos que lo hicieron antes que yo.

"Tomarás... y te arrepentirás..."

La voz se fundió con el viento, con la niebla, con la eternidad. Y supe que ya era tarde.

El Lugar de Juego – En Clave de los 80


El sitio tenía ese aire de templo musical venido a menos, como si en otra época hubiera vibrado al ritmo de sintetizadores y guitarras eléctricas, pero ahora solo quedaran ecos lejanos de aquel esplendor. Un salón amplio, lo suficiente para un concierto de rock, aunque si hubiéramos ido tod@s, habría sido como meter a toda la pandilla en un garito pequeño: apretados, sudando, sintiendo el latido de la música en la piel.

La estampida fue real, como en un pogo descontrolado en medio de un solo de batería. Algunos quedaron en el camino, y hasta nuestro club sufrió una baja prematura, como una banda que pierde a su guitarrista antes de la gira.

El frío pegaba fuerte, pero no con esa humedad pegajosa que te hace sentir como en un concierto en un sótano con mala ventilación. Ver a mi colega Raúl en mangas cortas, mientras yo iba embutido en capas – camiseta, sudadera cerrada con mangas largas, chándal y un plumas encima – era un espectáculo digno de portada de disco.

Arriba, los aparatos de aire, como viejos amplificadores de una sala de ensayo olvidada, parecían más parte de la decoración que algo funcional. Tal vez solo sirvan en verano, como esas bandas de una sola canción que desaparecen con la estación. Quizás, quizás…

Por lo demás, la sala tenía su encanto, pequeña pero con ese toque de historia, como un viejo vinilo con sus surcos bien marcados. Y el nombre… ¡"Barbas de Oro"! Un tributo a otra época, un guiño a ese momento en el que el ayuntamiento de Santa Marta decidió inmortalizar a una banda en sus muros. Como un estribillo pegadizo que se resiste a desaparecer. ??

Recomiendo ver el siguiente enlace, https://www.facebook.com/Barbasdeorogrupo/videos/1454058495334798

La organización

En una palabra: ¡desorganización! En dos palabras: ¡gran desorganización!

Por la mañana, ya faltaban algunos jugadores… Quizás porque pensaron que solo vale la victoria y, al no verla clara, decidieron aplicar la táctica del avestruz: esconder la cabeza y salir corriendo. ¡Si hubieran huido más rápido, hasta podrían haber ganado una carrera de 100 metros lisos!

No se puede permitir, admitir, consentir ni tolerar – y si hay otra palabra parecida, también la añado – que haya jugadores que no se presentan, luego aparecen como si nada, y al final, los que sí están terminan sin jugar. Propongo medidas disciplinarias: multas, sanciones, trabajos forzados… ¡O peor aún, obligarles a jugar sin café!

Por la tarde, la improvisación reinó como si estuviéramos en un concierto de jazz sin instrumentos. Harto de escuchar “mira los emparejamientos en Info64”, voy a mirarlos… ¡y no los ponen! Supongo que los postres estuvieron demasiado buenos y alguien pensó: “¿para qué emparejar cuando podemos empanizar?”

Y lo mejor de todo: las partidas comentadas… ¡en los baños! ¿A quién se le ocurre? Es triste, es lamentable… ¡y sobre todo, es incómodo! Alguna vez, por saludar a un compañero, casi me sancionan, y ahora resulta que en los lavabos se debaten posiciones como si fueran grandes expertos en un club de análisis clandestino. Propongo que a la próxima se coloquen tableros en los urinarios, así al menos tendrán excusa.

Definitivamente, esta organización tiene más agujeros que un tablero de ajedrez sin piezas. Y yo, que solo vine a jugar, ya no sé si estoy en un torneo o en un espectáculo de ilusionismo. ¡Pido el comodín del árbitro!

Las Partidas: Entre Jaques y Destino

Por la mañana, enfrentamiento con el pequeño Alberto. Qué alegría ver cómo su juego se va afinando, cómo ha aprendido a manejar el tiempo sin caer en el blitz eterno. Quizás siguió aquellos consejos que le di hace dos años, o tal vez Francisco haya sido una influencia más productiva. No sé si soy un gran entrenador o simplemente un buen charlatán, pero lo que sí sé es que da gusto ver un club que siempre nos acompaña en nuestros torneos, como una torre que nunca abandona la columna abierta.


El desarrollo de la partida fue increíble, un baile de piezas donde cada movimiento tenía su razón de ser. Y el final... ¡qué final! Si el ajedrez tuviera justicia poética, nos habrían dado un punto a cada uno. Nunca he estado tan orgulloso de una partida, y no solo por mí, sino por los dos jugadores. Alberto, sigue así... y sigue tanto, que por la tarde le dio un buen meneo a su rival, ¡fantástico! Como si hubiera coronado un peón y no se hubiera conformado con una dama, sino con un ejército entero.
Por la tarde, el destino nos colocó a tres jugadores del club en mesas contiguas, como piezas estratégicamente situadas en el tablero del azar. Y como buenos compañeros, hicimos los tres resultados posibles: victoria, tablas y derrota. A mí me tocó la peor parte, pero al menos descubrí que se puede pensar 20 minutos en la segunda jugada y no morir en el intento. Seguir pensando, calcular, visualizar… y entonces…

"Tomarás y te arrepentirás."

Oír esa frase en mi cabeza y, efectivamente, arrepentirme. ¿Dónde estaría mi mente en ese momento? Contar las piezas y darme cuenta de que tengo un caballo menos por no querer perder un peón. No cambiar un peón y perder un caballo, no aceptar una pequeña derrota y acabar con una gran tragedia. Como en la vida, como en el ajedrez. Al final, cada movimiento pesa, cada decisión define el final de la partida.

No fue por tomar y arrepentirme,
fue por no tomar.
No fue por miedo a perder,
fue por miedo a decidir.
No fue el peso de la elección,
fue la carga de la indecisión.
No fue por el peón que no cambié,
fue por el caballo que perdí.
No fue por mover y errar,
fue por no mover y lamentar.
No fue por el error cometido,
fue por la jugada no hecha.
No fue por tomar y arrepentirme,
fue por no tomar.

Justicia y sentido común en el ajedrez

No es aceptable que, una y otra vez, las decisiones que afectan a los jugadores de nuestro club carezcan de fundamento. No podemos permitir que se tomen medidas arbitrarias, como la intención de descalificar a David, cuando su única falta fue haber estado enfermo y haberlo comunicado con la debida antelación. La justicia y el sentido común deben prevalecer en la competición, porque el ajedrez se basa en reglas claras y en el respeto, tanto dentro como fuera del tablero.
Mi recomendación Karjakin vs. Carlsen (Partida 8, Mundial 2016), cuando no está todo perdido.

19/3/2025: Rondas 1 y 2.

MI VIAJE A CALAMONTE

Ah, Calamonte, ese vasto océano de nada. No hay emoción, no hay distracción. Solo un vacío existencial que bien podría haber sido llenado con las risas y la algarabía de las ferias. ¿Acaso no podríamos haber conciliado la épica del ajedrez con el desenfreno de la diversión?

¡Y ASÍ COMIENZA LA GRAN ODISEA AJEDRECÍSTICA!

¡Que resuenen los tambores y se abran las puertas del destino! El Campeonato Zonal de Extremadura Absoluto ha dado inicio con una inscripción absolutamente descomunal, apoteósica, casi mítica. Tantos somos, tantísimos, que la inscripción se cierra con estrépito, como si de un arca en plena tormenta se tratase. ¿Falta de previsión? ¡No osaría yo insinuarlo! Pero, claro, algunos desafortunados federados se quedarán fuera, víctimas del inexorable destino... o de la sutil incompetencia organizativa.

El recinto, ese templo del intelecto, se nos presenta coqueto, acogedor, casi idílico... hasta que descubrimos que la capacidad es limitada y que, si nadie pide un bye, nos veremos abocados a un tetris humano de proporciones épicas. Yo, afortunado en la desgracia, obtengo una mesa de ensueño: con espectaculares vistas al incesante trasiego de la puerta y al más puro de los vientos corrientes. Cada vez que alguien entra o sale, un eco ensordecedor me recuerda que la concentración es un lujo reservado a otros.

¡LA PARTIDA COMIENZA!

Pero he aquí el primer giro de guion: con una jugada maestra (pensasteis que era en el tablero, ¡ilusos!), logro lo imposible... ¡cambiarme de mesa! Sí, sí, no os inquietéis, esto no es el movimiento inmortal que entrará en los anales del ajedrez, es simplemente un cambio de ubicación. Y menos mal, porque una mesa vacía aguardaba a mi espíritu errante.

Mi rival, joven, prometedor, una estrella en ascenso. Su juego es audaz, sus movimientos afilados como cuchillas. El suelo tiembla bajo mis pies. Pero, oh, el ajedrez es cruel con aquellos que codician más de lo que pueden masticar. La insaciable sed de peones de mi adversario le conduce a un trágico destino: el primer punto brilla en mi marcador con un esplendor cegador.

LA TARDE, UNA NUEVA BATALLA

Ahora sí, ahora me encuentro centrado, instalado en el mismísimo corazón del salón de juego. Mi rival: una joven estratega de gran talento. La partida transcurre con intensidad, hasta que, en un momento cumbre, ¡hago un movimiento maestro sin continuación! ¿Podéis creerlo? Una obra de arte inacabada, una sinfonía cortada en su clímax. El reloj no es pulsado, los segundos se escurren como arena entre los dedos, y con ellos se me escapa la partida. No pierdo tiempo, pierdo algo más valioso: la dignidad.

Y así, con la gracia de un emperador destronado, inscribo mi primer cero en el marcador.
Al final de mi partida, una mirada furtiva me estremece. Un destello de sospecha, una sombra de duda. ¿Se nos observa con otros ojos? ¿Será porque pertenecemos a este gran club? ¿Será porque nuestras reclamaciones se desvanecen en el limbo burocrático? ¿Será que nuestra voz no retumba en los oídos de quienes deciden? Y, por si fuera poco, intentan descalificar a un compañero. No por trampas, no por conducta antideportiva, sino por el infame crimen de... ¿avisar en tiempo y forma de que no podía asistir en la ronda 1 y 2? ¡Las injusticias se suceden con un ritmo endiablado!

Así ha transcurrido la primera jornada de este torneo inolvidable, donde la estrategia se mezcla con la desorganización, el talento con la torpeza y el destino con la ironía más cruel. ¡Que continúe la batalla!

EL GRAN ANALISTA

Y para ir cerrano esta crónica con el broche de oro que merece, un último apunte de mi aguda visión estratégica. Cuando me preguntan por Tomás, lanzo mi diagnóstico con precisión quirúrgica: "Va perdiendo por una dama". Ah, esos jugadores traviesos que, en un abrir y cerrar de ojos, giran el tablero y parecen jugar con las piezas del rival. Me confunden, me distraen, me descolocan. Pero esto es ajedrez, amigos, un deporte donde nada es lo que parece...

EL GRAN CIRCO DE LOS EMPAREJAMIENTOS PARA LA RONDA 3 Y 4

Se despliegan los emparejamientos de la siguiente ronda y, oh, sorpresa: ausencias. Una plaga de abandonos se cierne sobre el torneo. Treinta byes para la tercera ronda. ¡Treinta! Como si fuera la peste negra del ajedrez. ¿Quién se enfrentará a estos fantasmas de lo que pudo haber sido?